sábado, febrero 12, 2005

Una lengua y la misma • La Acad?mia Valenciana ha conseguido anteponer la sensatez científica a las viejas presiones políticas. El dictamen de la Acad?mia Valenciana de la Llengua reconociendo que Valencia, Catalunya, Baleares y Andorra hablan una misma lengua es un paso trascendental hacia una solución racional de un enquistado conflicto lingüístico. Acaba el absurdo de proclamar que valenciano y catalán son dos lenguas, cuando sus hablantes tienen la capacidad de entenderse perfectamente. El PP valenciano nunca había argumentado abiertamente que eran diferentes, pero tampoco había sido contundente al afirmar que es una sola. El dictamen cierra la puerta a la secesión y también a cualquier intento de alejar de hecho dos variantes de la misma lengua a través de normas ortográficas contradictorias. Se permiten distintas modulaciones y se reconoce que no pueden establecerse sin atender a la variedad de modalidades de esta lengua única. CAMINOS POR RECORRER. Las conclusiones de la Acad?mia abren también puertas a cuestiones en las que sí se ha producido segregación. Si catalán y valenciano son sin duda una sola lengua, no tiene ningún sentido que en ámbitos como la ense?anza o la distribución y producción de bienes culturales se constituyan dos realidades impermeables, sin conexión. Si es la misma lengua, un profesor de catalán es también un profesor de valenciano; una película doblada al valenciano está también doblada al catalán, o un funcionario que acredita el conocimiento del catalán en Mallorca lo tiene acreditado también en Barcelona o en Valencia. Lo contrario sería reconocer que son la misma lengua y actuar como si no lo fueran. LAS CONTRAPARTIDAS. Estos avances producen realidades diversas. Una, indiscutible: el valenciano es una modalidad de la lengua única tan digna y respetable como la que se habla en Barcelona, Lleida o Mallorca. No es un catalán mal hablado o hablado con acento. Otra, razonable: si existen variantes y consideramos que la pluralidad es un valor, los valencianos tienen derecho a preservar sus formas peculiares dentro de la lengua común, como lo tienen los mallorquines o los barceloneses. La tercera es la más dudosa. ?Cómo tenemos que llamar a esta lengua? La Acad?mia no se pronuncia abiertamente, pasa la pelota a los políticos, pero deja insinuado el camino hacia una doble denominación catalán/valenciano. Nada que objetar a que el catalán se llame valenciano en Valencia. Pero ante el exterior, el nombre científico comúnmente aceptado es el de catalán. La doble denominación no es la solución más razonable. Aunque quizá no sea un precio demasiado caro para poner fin a una histórica pelea lingüística y para conseguir un reconocimiento unánime de lo obvio: que al margen de los nombres la lengua es una y es la misma. Editorial El Periódico de Catalunya, Sábado 12 de Febrero de 2005.