viernes, junio 17, 2005
Mi vida según yo
Me he pasado toda la vida intentando encajar en algún lugar, intentando importarle a alguien e intentando parecer normal como los demás. Y es que desde que tengo uso de razón me he sentido diferente al resto.
Yo no era como esos ninyos y ninyas que se iban los domingos a comer con su padre y su madre, mi família no era como esas famílias que tienen un apartamento o una torre en la playa o en la montanya, ni mi madre era de esas que me recogían del cole a mediodía para hacerme la comida y me volvían a llevar a clase por la tarde.
Aterricé por segunda vez en Barcelona a finales del 86, y tuve que empezar el curso escolar a la mitad, así que yo era la nueva entre los 30 ninyos de 4 anyos que ocupaban la clase de aquel horrible colegio de monjas. No sólo eso, tuve que dejar a los pocos amigos que debía tener en Lleida, y ni siquiera tuve la oportunidad de despedirme de ellos. La mía fue en resumidas cuentas, una infancia llena de carencias afectivas, y aún a día de hoy no he podido perdonar a mi padre por ser el causante de todos y cada uno de los momentos en los que necesité un abrazo, un beso, una caricia, una palabra amable, una sonrisa de apoyo o incluso una buena bronca y no los tuve; por ser el culpable de mi timidez, de mi introversión, de mi carácter frío y distante, de mi escasa amabilidad con los extranyos, y de mi visión pesimista de la vida.
El mejor momento en aquel nuevo colegio, rodeada de aquellos que me miraban extranyados, fue cuando Iván se me acercó y me regaló un playmobil. Nunca olvidaré ese momento, aunque pequenya y sin saber muy bien por qué motivo, para aquel entonces ya había conseguido hacerme una coraza. Quizá por eso me casara con él a la hora del recreo dos cursos después, con las alianzas hechas con las anillas del cuaderno de dibujo y con Rubén, al que el destino le convertiría en oKupa, oficiando la ceremonia.
El resto de anyos en el colegio fueron más o menos igual. Siempre entre la multitud pero siempre distinta, una extranya entre todos aquellos que nadaban en la normalidad. Más cuando en 4? Iván dejó el colegio por ser uno de los conflictivos de la clase. Así que de nuevo, volví a perder a mi persona, a aquel que me había hecho sentir como en casa.
Incluso a la hora de insultar me trataban diferente. El insulto rey en mi clase era eso de "gilipollas", claro que a mí no me llamaban así, para insultarme a mí me decían huérfana, la que no tiene padre o cosas peores.
En el instituto las cosas no mejoraron demasiado. Claro que entonces podía jugar con la ambigüedad y no hacía falta que todos supieran mi "desgracia". Conocí a Alb, a N y a C, pero pasaría mucho tiempo antes de que les dejara entrar en mi "círculo de confianza".
No me malinterpretéis, nunca he sido una marginada de la clase que no tenía amigos, pero no soy el tipo de persona que cae bien a primera vista, ni a la que le coges carinyo la primera vez que hablas con ella. De hecho, por mi manera de ser, suelo ser el primer blanco de las críticas, o la persona a quien más fácilmente culpar, a la que dejar antes de lado o a la que olvidar sin menos problemas. Soy más bien el tipo de persona que suele pasar desapercibida, indiferente, incluso a veces cuando voy caminando por la calle me siento un poco invisible.
En casa las cosas tampoco iban como en la família Brady. Mi madre trabajaba 12 y 14 horas diarias, y me criaron entre mi abuelo y mis canguros adolescentes, claro que quizá gracias a ellas pude hablar de sexo sin mayores tabués que los que mi abuelo me imponía cuando me hacía quitar películas como Instinto Básico. Y de lo que yo nunca me di cuenta en su momento, pero que después me confesó mi madre, fue de lo peor de todo, y es que ella intentaba apartarse de nosotras. Aquel 27 de noviembre yo no sólo había perdido a mi padre, a manos de mi propio padre, sino que también perdí a mi madre por mucho tiempo.
Y así, saltando de trauma en trauma, de desenganyo en desenganyo, llegamos a día de hoy, en que todavía sigo intentando encajar, intentando absorver todo el amor que me ha faltado en dos décadas, siendo una verdadera vampira de emociones, intentando ser igual a los demás. Y la verdad es que nunca podré serlo, A veces juego con la idea de imaginar mi vida de otra manera. Imaginar que aquel día nadie me dejó; que entonces ninguna de esas personas a las que he querido me dejarían. Que continuamos mejor o peor en Lleida, y entonces mi madre no se pondría enferma, ni la família de mi padre se hubiera portado tan mal con mi madre, mi hermana y conmigo, y quizá sí habría tenido una infancia feliz, sin preocupaciones. Podría haber sido una infancia llena de domingos haciendo el vermut, de novios escondidos a mi padre, de escusas y mentirijillas para poder salir a la discoteca y no habría tenido que crecer de golpe mirando con recelo a todos los que tenían una vida más fácil, madurar a trompicones y enterarme de cosas que se me habían ocultado porque, era demasiado pequenya.
Aunque pensándolo bien, tampoco quiero ser como el resto. Quizá no me guste cómo ha transcurrido mi vida hasta ahora, pero sí me gusta quien hay en mi vida en este momento, y eso no lo cambiaría por nada. Después de todo, aunque jodida, no he salido tan mal verdad?
Sonando I believe in a thing called love, The Darkness - Permission to Land 2003
Can't explain all the feelings that you're making me feel. My heart's in overdrive and you're behind the steering wheel. Touching you, touching me touching you, god you're touching me. I believe in a thing called love Just listen to the rhythm of my heart there's a chance we could make it now We'll be rocking 'til the sun goes down I believe in a thing called love. Ooh! I wanna kiss you every minute, every hour, every day You got me in a spin but everythin' is A.OK!
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