lunes, noviembre 22, 2004

Die Mediocren
mediocre. (Del lat. mediocris). 1. adj. De poco mérito, tirando a malo.
El mundo está lleno de gente mediocre. Y no es que la gente mediocre en sí misma me moleste, lo que me molesta es la injusticia que les otorga a esta gente privilegios que no se merecen. Gente mediocre que creen ser algo, que creen hacer algo bien, que creen saber más que los demás, que creen hacer mejor las cosas.... cuando la realidad es que no lo hacen. También me molestan sobremanera aquellos mediocres que encima demuestran su mediocridad en un blog, y que además se creen que lo hacen bien. Y a mí sólo me dan ganas de metamorfosearme en la "justiciera de la mediocridad" y ponerles en su sitio para que dejen ya de creerse lo que no son. El sábado era el partido del siglo (como cada Barça - Madrid) y a eso de las 21.30, el local ya estaba llenísimo. Aquello parecía un zoológico (me pregunto por qué la gente no se queda en su casa viendo el partido y nos deja en paz a los demás!!) gente vestida con camisetas de sendos equipos, banderas del Barça a destajo, gente con bufandas horterísimas de los dos equipos (con mayoría aplastante del Barça claro está), silbatos, bocinas, y trompetillas de esas que suenan tan mal. A todo esto, el Madrid aún no había comenzado a perder, se me acerca un mediocre (rapado al 0 como un skin cualquiera, con gafas y una camiseta inmunda del real madrid) a la barra, golpea en la mesa dejando caer una moneda de 2 euros, y me dice, en tono autoritario: - "Dame una mediana." Con toda mi buena educación, a la par que con mis ganas de ajusticiar a la gente que piensa que puede maltratar a los trabajadores, le digo: - "Las cosas se piden por favor, no?" Y a continuación le entrego mi mejor sonrisa, mi sonrisa más cómplice para que entienda que se lo he dicho de buen rollo, y sin pretender molesta, mientras le sirvo la cerveza y le cobro el precio. El tío me responde: - "Perdona, qué me has dicho?" Se lo repito, anyadiendo: -"De esa forma, hablando con educación, las cosas son más agradables para ambos". El soplapollas, porque no tiene otro nombre... bueno sí, pero sería incluso más ofensivo, me salta diciendo: -"Me estás llamando mal educado? Menos educación tendrás tú que estás detrás de una barra." A lo que yo, sin mediar palabra, empiezo a ignorarle, y atiendo a otro caballero que allí había. Como este tipo de gente mediocre es así de gilipollas, el tío continuaba allí hablando e insultándome (sólo llegué a entender que me llamaba imbécil un par de veces). Entonces se acercó Rub para ver qué pasaba. Poco después llegaron el de seguridad y el supervisor. Como el tío mediocre estaba tan acelerado, nadie le hizo caso y tuvo que retirarse cabizbajo y sin que le hubieran dado la razón a nadie más que a mí. Volvió a su asiento y empezó a contemplar cómo su adorado equipo sufría una humillación mayor que la que él había sufrido hacía pocos minutos. Cabe decir que cada vez que marcaba el Barça, yo salía a gritar GOOOOOOL!! justo por delante de dónde él estaba, para acabar de arreglarle la noche. Antes de que marcasen el tercer gol, el tío había desaparecido. Debió irse a casa cuando vio que no era su noche. Y es que ser mozo de almacén y pertenecer a una secta, no es motivo para sentirse superior a nadie, ni otorga ningún tipo de privilegio o derecho para ofender a una camarera. Como dijo François la Rochefoucauld, los espíritus mediocres suelen condenar todo aquello que está fuera de su alcance.